Mente anónima

Voy a ir directa al meollo, que aquí hay mucha tela que cortar.

¿Tener un blog? Hecho. Ahora, mantener el anonimato, ¿sí o no?

Duda existencial para todo bloguer@

Con frecuencia te encuentras blogs con cantidad de detalles personales. Blogs con nombre y apellidos, fotografías del autor o autora, ciudad de origen, hobbies, …

Con esto creas cierta cercanía con el que te lee desde el otro lado. Aportas dinamismo y realidad, siempre de agradecer. Y si, además, lo que publicas viene aderezado con tu imagen personal como sello, es un plus. Porque estás dando a conocer a la persona que hay detrás de las entradas, y permites que le pongan cara, o incluso, en ocasiones, voz, al texto que tienen delante.

Y esta misma sugerencia de hacernos visibles al mundo nos llega constantemente en otros espacios, aun de tipo laboral, con un argumento contundente: «Un perfil sin foto recibe hasta X visitas menos que uno que sí tiene».

Y en esas estamos. Parece que ese es el quid de la cuestión. ¿Ceder a los nuevos tiempos, visuales e interconectados? ¿O mantenerse escribiendo en pergaminos? Entiéndase aquí la exageración como recurso lingüístico, que para nada quisiera posicionarme como pro-tecnológica. De hecho, ya en su momento escribí una crítica a las redes sociales… «Pa’ las pintas«.

Tal y como yo lo veo, es de entender que muchos blogueros se desmarquen y quieran enfatizar su nombre en sus escritos, porque su objetivo como escritores es abrirse paso en el mundo literario.

Pero también están los que escogen la escritura como vía de escape. Para contar historias lunáticas o más de un desahogo personal desde la tranquilidad del que escribe desde un ático a la luz de una vela.

Inciso: ¡qué currada la máscara!

Para los que nos movemos entre ambas posiciones, la cuestión no es fácil.

A ver, en términos generales, uno escribe y publica con gusto, pero se espera cierto grado de respuesta por parte de los lectores (sin presiones). Es decir, quieres que tu blog sea mínimamente leído. Pero, para llegar a eso, ¿salir del anonimato vale la pena?

Si ya les contaba en su día «El bloqueo del bloguero», de salir del anonimato, este bloqueo se agrandaría, haría masa y protagonizaría momentos de angustia equiparables al miedo escénico o la agorafobia.

O igual estoy exagerando, cuéntenme, ¿sería tan grave cambiar el ático por el balcón?

Supondría renunciar a la fantasía. Dejaría de ser el personaje ficticio. Ese Ed Harris en «El Show de Truman», director orquestral de la trama desde su torre de control. O una Clark Kent sin el traje. Ni las lentillas. Ni los calzoncillos por fuera.

O puede que solo sea dar un paso adelante. Un saltar de detrás del seto, con un grito sonoro y genuinamente valiente.

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Espero con mucho interés sus opiniones al respecto, y les lanzo una pregunta: «¿Saben en tu entorno de la existencia de tu blog?»

Gracias por leerme y mi aplauso sincero a los que escriben no anónimamente.

Ten cuidado o acabarás en mi blog

* PD. Un claro pro que le veo a salir del armario literario es la posibilidad de amenaza directa a tus allegados. Ten cuidado o acabarás en mi blog…

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_Llaysha_