Una de listas o exclusiones simbólicas.
Lo debí ver venir. Si ya me pasó aquella vez lo mismito.
Acudía por primera vez. Nerviosismo a flor de piel.
Me recojo el pelo en una trenza alta. Me pongo mis zapatos nuevos y mi blusa favorita. Todo bien. ¿Qué puede salir mal? Le digo a la niña del espejo, y esta me devuelve una sonrisa coqueta.
Mi hermana me acompaña caminando, y una vez llegamos al sitio, se queda fuera, porque no puede entrar conmigo (¿Por qué no? Ni que fuera una secta esta. «Solo aceptamos a los elegidos»).
Pues pa’ llá que voy. Entro en la sala oscura. Algunos rostros conocidos a mi alrededor. Caras seminuevas que me suenan algo, y otras que no he visto en mi vida. Nos sentamos a los lados de una larga mesa. Y comienza el protocolo.
«Les voy a ir nombrando. Vayan levantando la mano cuando les llame».
«Acorán Medina». – alza la mano un chico de baja estatura y piel blanca, con ojillos nerviosos, tras unas gafas de pasta redondeadas.
«Atteneri Chinea» – saluda efusivamente a la manada una chica sonriente que mira para ambos lados, como una modelo acostumbrada a la pasarela.
«Betsaida Cabrera» – ¡Presente! – Responde al momento una chica alta, que no veo bien, pero que sobresale por encima de las otras cabezas.
Y yo atenta. Si va por orden alfabético voy última, fijo.
Sigue con una retaíla de nombres:
«Guacimara Bencomo»
…
«Yeremay Benítez»
…
«Yurena Oramas»
…
«Bien, estos son todos. ¿Alguien que no haya nombrado?» Aquí creo que coló un «Que hable ahora o calle para siempre». (Por la costumbre, se entiende).
Y yo me quedé mirando, atontada y cohibida, a los demás, a ver si era la única a la que no habían nombrado.
Parece que sí.
¿Pues qué iba a hacer yo? ¿Levantar la mano y decir mi nombre delante de todos? Podría haber sido una opción, pero no es para nada mi estilo. Mejor me quedo aquí calladita, y ya después si eso en casa le digo a mi madre que me cambie o algo, porque aquí no me nombran.
Total, que allí estaba yo, pintando menos que los candelabros de las paredes y con menos ánimo que un girasol en Londres. Pues así mismo, me comí lo que fue mi primera clase de catequesis, que ni mía (¡¡si ni me nombraron!!) ni catequesis, porque aprender lo que se dice aprender, más bien poco. Solo recuerdo a Sergio, un niño de mi clase, intentando enseñarme a hacer un barco de papel, y digo intentando, porque no logré hacer ni medio.
Y así, con ese ausente sentimiento de inclusión, entiéndase mi aversión a lo religioso y mi tendencia a la libertad de pensamiento y posterior ateísmo.
A mí, si a las primeras no me quieres recoger, Iglesia del demonio (¿será blasfema esta expresión? Es que yo hablo así y como yo de eso no entiendo…), pues qué le voy a hacer yo. Mejor me hubiera quedado con mi hermana y una tal Sara en el parque jugando en los columpios.
Y de esto me venía acordando yo a colación de los últimos premios que se celebraron por estos lares. Y en cuya lista yo no estaba. Cosas de la vida. Oye, que se me quedó grabado aquello. ¿Cómo iba yo a creer en ese tal Jesucristo si no me quería ni en su casa?
PD. He colado unos poquillos nombres canarios, para su deleite, y aprovecho para refelicitar a los ganadores de dichos premios, y tranquilos, que no me queda «magüa«, que es como decimos los canarios al sentimiento de desazón. Si no estaba pa’ mí, no estaba pa’ mí. Además, lo importante es participar, aunque no me pusieran en la dichosa lista 😛
En tu lista estás la primera,así que sin preocuparse.Besosssss
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Jejej sí, solo son anecdotillas. Gracias por comentar Rubia 😉
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A nosotros no nos nombraban , sólo nos daban el librito para aprender las preguntas de memoria y yo cuando las cuestionaba o cambiaba alguna palabra en la respuesta no le gustaba mucho al catequista 😀 😀
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Jajaja eso pasa con los malos profes, cuando solo enseñan a aprender de memoria. Gracias por comentar 😆
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El catequista no era mal tío, seguía las directrices marcadas. Los curas de religión, salvo una excepción, eran más reticentes con ese tipo de preguntas. Esta claro que soy ateo practicante 😎✌
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Y de nada, has tocado un tema que comentaba o me tragaba la lengua.
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Así me gusta. Aquí no hace falta morderse la lengua, al contrario, valoro mucho que me cuenten lo que piensan, sino, qué poca gracia. 😉
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Yo pienso igual, diciendo lo que piensas, te puedes equivocar pero no engañas.
Saludos Yai 🙂
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Si no*** 😀
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Ays, al principio pensé que estabas entrando en una secta (aunque bueno, aquí cane discutir si la iglesia es una secta :p)
Cuando yo iba a catequesis (obligado, era muy joven para entender nada) nos ponían videos de dos marionetas llamadas Mario y Neta (que graciosos eh?) que daban muucho miedo.
Saludos
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Jejeje, lo de secta lo dejé caer como quien no quiere la cosa 😋 Gracias por pillarlo y por comentar jeje. Con marionetas?! Con el peligro que llevan enalteciendo cosas! 😂
Saludos, compañero 😉
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Querida Yai, hay algo peor que el que no te nombren: el que siempre te nombren mal. Si te llamas «Fernandez Gonzalez» como es mi caso, lo habitual es que te digan: ¿Eras Gonzalez Fernandez, verdad? ¿O era Gonzalez Martinez? La sensación es rara, muy rara…
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Jajajjaj eso no me ha pasado. Pero es verdad, es peor seguro. Jaajja Saludos y gracias por pasarte por aquí 😉😊
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me gusta tu relato
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Relato como la vida misma, muchas gracias 😊
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Me gustó tu relato Yai (y lo del ‘girasol en Londres’ me hizo reír y mucho!)
Arazos
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Qué bien que te hizo gracia 😄 Es que lo del tiempo nublinoso este lo tengo muy metido ya en las entrañas jajaj
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Muchísima gracia me hizo ¿es que vives en Londres? .. yo viví allí 13 años y por eso imaginaba ‘palidecer’ a los girasoles 🤣
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No, en Londres no, pero en Inglaterra estoy, y aquí me palidezco hasta yo, porque el sol se ve menos que náh!! 13 años, madre mía, qué aguante jeje Gracias por leerme, Úrsula 😊. Me alegra hacer reír. En otra vida fui payas@, seguro 😜
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Gracias a ti.
Sabiéndote en esas tierras entiendo mucho mejor lo del girasol. De todas formas, todos esos años míos por ahí son un grato recuerdo aunque también di muchos ‘tropezones’, pero el balance final genial.
Buen día Yai
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Perdón, eran ABRAZOS 💜
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Mientras no sean arañazos, vamos bien 😁 Gracias por pasarte y leerme Úrsula (y comentar 😊)
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🤣 es que justo me sonó a eso tras darle a enviar!
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Qué gusto me da leerte siempre. Llevas en tus letras el calor de Las Islas (y lo pongo en mayúsculas porque hay pocos lugares tan especiales).
Muchos besos 😽
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Ohhh, muchísimas gracias, qué alegría 😊 . Me llena de orgullo y satisfacción jejeje. En eso te doy la razón, las Islas son especiales por mil razones. Gracias por leerme, me hace el día leer comentarios como el tuyo ☺️
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😽💚
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Qué curioso, yo tampoco estaba en mi lista de catecismo. 🤔 Hermosa anecdota! (Quiero que sepas que me alegro de haber encontrado tu blog, realmente merece la pena😊)
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Ayyy! Me invade la alegría con comentarios así. Muchas gracias 😊😊😊
PD. Es curioso que no estuvieras tampoco en la lista, qué casualidades,no? jejeje
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De nada, siempre pienso que si se puede alegrar a alguien con gestos pequeños, lo mejor es hacerlo! (Como el precepto del señor Browne (es de Wonder, La lección de August escrito por RJ Palacio, libro que te recomiendo, yo lo he disfrutado mucho): ‘Si tienes que elegir entre tener la razón y ser amable, elige ser amable.’)
PD. Será una conspiración? Es una broma, pero pensar en esta clase de paranoias siempre lo hace todo un poquito mas interesante, no crees?
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Pues sin conocer al Señor Browne, tenemos algo en común, pienso lo mismo. No cuesta nada ☺ Pues gracias por el comentario x2 y por la recomendación del libro, me lo apunto 😉
PD. Sí jeje😋
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«con menos ánimo que un girasol en Londres» 😀 Me suena eso. Ya veo que Ursula se quedó con esa frase. Me das la razón cuando escribo lo que escribo. Por no levantar la voz dejas que se te cierren las puertas del catecismo, jejeje… Te he imaginado perfectamente mientras describías la escena. Bien escrito Yai. 🙂
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Gracias, Burdon 🙂. Estaba todo escrito, la religión y yo, como el agua y el aceite.
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