La hormiga pensante (3)

Aparatos

La suerte de ser millenial* es que he vivido la era pre-conectados. Sé lo que es aburrirse de verdad. Vivía sin saber lo que era un móvil, un iPad, y apenas un ordenador.

En muy poco tiempo me fui haciendo a todos los nuevos aparatitos. Adaptación. Cosa normal (y qué remedio).

Tan rápido iba todo que a los 16 años ya era raro quien no tuviera un móvil. Ahora es impensable desde los 9, o incluso antes. (¿Soy la única que recuerda aquellos artículos sobre las repercusiones negativas de un niño menor de 7 años con un móvil en sus manitas?). Pienso que olvidamos muy rápido, o será que a veces la adaptación puede suponer cierta involución.

Que levante la mano quien sea capaz de salir a la compra, a dar una vuelta o a cenar sin su adorado móvil.

Y a raíz de esta dependencia, hace unos años me empezó a preocupar la sincronicidad de nuestras cuentas, nuestra información expuesta, y no solo hablo de fotos y vídeos a través de redes sociales, sino que caí en la realidad de una vigilancia constante de mano de las nuevas tecnologías.

vigilancia.jpg

Que saques una foto con el móvil, por ejemplo, en un centro comercial, y te salga un mensajito burbuja, estilo: «¿Quieres añadir esta imagen a la galería de la tienda «Periquito de los Palotes»? es preocupante. El nivel de exposición al que nos prestamos es máximo. Se puede rastrear cada paso dado con precisión milimétrica, y la población, en general, desconoce, o realmente ignora el alcance de nuestras casas, y vidas, de cristal.

Les dejo un vídeo muy interesante de Marta Peirano que me ha hecho recordar esta reflexión.

Si Orwell levantara la cabeza… El Gran Hermano ya está aquí*.


*Esos afortunados nacidos entre los 80 y principios de 2000.

*Referencia a la vigilancia extrema del Partido que gobierna en los mundos de la novela «1984» de George Orwell.


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_Llaysha_

25 comentarios en “La hormiga pensante (3)

  1. Yo creo que hay que ir por delante de ellos, a contra corriente hasta el mejor nadador acaba ahogándose. Que saben donde estoy, lo que como y lo que compro que les den, son solo datos. Yo, a cambio, en un sitio que no conozco puedo encontrar lo que busque, si me pierdo en una ruta saber que sendero tomar, etc.
    El problema del conocimiento (espionaje personal) es el uso que se le de no lo que de mi puedan saber 😛

    Saludos Yai 🙂

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  2. Hola Yai, muy interesante el video. Gracias por compartirlo…la verdad da miedo, y hace rato que sé que la novela de Orwell se hizo realidad.
    Y levanto la mano porque mi teléfono se la pasa hibernando en casa, no lo saco a pasear XDD. Besos y genial reflexión.

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  3. No negaré que nacer entre los 80 y principios de 2000 tuvo sus ventajas: buena música, series interesantes, clásicos del cine… Pero creo que el uso que se hace del término «millenial» es despectivo y no comprendo por qué. Bueno, sí que lo entiendo, pero pienso que cuando lo utilizan hacen alusión a los esclavos que viven enganchados a las redes sociales y, aunque yo nací en el 90, no me considero tal. Afortunadamente, también recuerdo lo que significaba aburrirse de verdad, y pensar que aquellos que podían disfrutar de internet en sus casas eran unos privilegiados, del mismo modo que recuerdo los primeros móviles (ladrillos).
    En su momento, yo también fui víctima de esa nube de misterio-atracción que suponen las redes, pero poco a poco fui despertando y entendiendo el verdadero peligro que abarcan.
    Resulta muy triste quedar con un amigo, y que siempre tenga el móvil en la mano dispuesto a ignorarte.
    Un abrazo.

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    • Yo no lo veo así, en tono despectivo, sino más bien como por darnos una etiqueta y agruparnos, pero en plan guay, como decir que viviste los 80 y ls movida madrileña, por ejemplo 😜. Yo es que siempre pienso para bien.
      Bueno, te entiendo, las redes sociales son un factor clave para hacernos más dependientes a la tecnología, aunque llega un punto que aburre (al menos a mí). Pero sí que habría que cambiar el chip, y disminuir el uso. Hacer como Coremi, y dejarlos hibernando.

      Una lástima lo del móvil, lo he vivido y no hay cosa más lamentable que una pantalla absorbiendo a una persona mientras la otra mira al cielo o la vida pasar…

      Un abrazo, Pablo, y gracias por escribir ☺️🍀.

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  4. Cuanta razón!
    Trabajo cara al público y realmente los gadgets (en especial los mvl) se han adueñado de nuestra atención y nuestro tiempo.
    Verse despachando a alguien que ni presta atención a lo que le estás diciendo es no menos que preocupante, a veces frustrante pero casi siempre un aprendizaje brutal.
    En mi día a día intento hacer pequeños ejercicios de desconexión y sienta muy bien el ser libre de tecnologías de vez en cuando.
    Me encantan esas reflexiones.
    Un abrazo 😘

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    • Estamos llegando a ese punto, ignorar al que nos habla/atiende justo frente a nosotros. Algo que siempre se ha considerado tan irrespetuoso, ahora parece extenderse como normal. En cualquier evento se da por hecho que en un momento dado, alguien (si no todos) «desconectará» del mundo real para perderse en otros irreales…

      Gracias por comentar, Clara🍀. A mí también me gusta mucho esta sección donde reflexiono «en voz alta» 😉.

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