Cuaderno de bitácora 5
Justo dos años atrás, un día como hoy, salí volando de mi querida tierra natal para darle al play a un nuevo capítulo de mi vida en otra isla un poco más grande, cambiando Gran Canaria por Gran Bretaña.
Mirándolo ahora, con perspectiva, en aquel momento no tenía ni idea de lo que me esperaba. Lo cual es bueno. Genial, de hecho. Ante situaciones totalmente nuevas, sorprendentemente, no me hago expectativas ni ideas preconcebidas. Mi cerebro descansa y espera, atento. Así que me fui para allá como folio en blanco absoluto, listo para recibir pinceladas y brochazos. Y para pasar frío, sí.
Mi repaso por estos 24 meses incluye, cómo no, ese crecimiento personal del que tanto se habla cuando sales de tu desgastada zona de confort. No imaginaba que podría, puede que no tanto cambiar, pero sí evolucionar como lo he hecho. Siento que he crecido y que me expando (como el universo). Se ensanchan mi mentalidad y sus límites, mi fortaleza personal, mi autoconocimiento, y mis ganas de más.
Con esta cara y estos pelos verdes y trenzas aceptaron mi solicitud de trabajo. (Unbelieveable). Aquí yo, en uno de tantos B&B (Bed and Breakfast).
Obviamente, en este tipo de experiencias hay cierto choque cultural, ya no solo con británicos, sino con los brasileños, portugueses, italianos, búlgaros, eslovacos, polacos, rumanos, lituanos, griegos, así como mexicanos y venezolanos, que he conocido. Pero si te paras a escuchar y haces un mínimo ejercicio de tolerancia, ves que no somos tan distintos unos de otros. Más bien, es al contrario. Puedes encontrar muchas similitudes, en las palabras, en las costumbres, en la forma de ver las cosas. Y entiendes que es más lo que nos une que lo que nos separa. Personas que se mueven y son capaces de dejar su país para vivir un poco mejor, por mucho que algunos políticos quieran vender esa imagen absurda de un Reino Unido invadido por extranjeros aprovechados.
Una vez aquí, me he acostumbrado a escuchar que emigrar a otro país es tremendo acto de valentía, que requiere agallas y fortaleza mental. Y aunque no deja de ser cierto, no hay que olvidar que a veces también es una de las únicas salidas posibles. He encontrado muchos grupos de trabajo compuestos por inmigrantes sin estudios con condiciones laborales pésimas. Y eso es parte también del aprendizaje. No solo lo multicolor de la experiencia interracial, cual ERASMUS universitario, sino también ver lo gris. La miseria laboral que se resiste a desaparecer. La gama de colores te hace darte cuenta de tu posición privilegiada. Con un título universitario y un buen nivel de inglés, en principio, aquí hay opciones. (Veremos qué pasa tras la separación del Reino Unido de la Comunidad Europea…).
Por esa valentía, que no niego se precisa, se le da una cierta épica a esto de ser emigrante, pero he de decir que, al menos yo, no lo he vivido tanto de esa forma. Tomamos decisiones todo el tiempo. Yo me lancé a venir aquí por buscar algo mejor que lo que me esperaba en el mundo laboral de mi país, además de todas las experiencias personales que me traería esta vida nueva, tan distinta a lo que yo conocía hasta entonces. Y en eso se resume. Si te permites el atrevimiento de cambiar algo de tu trayecto vital, y das un paso hacia adelante, después te queda andar en consecuencia. Yo sabía muy bien que, a menos que el trabajo fuera realmente lamentable y desastroso, no volvería a casa en los 9 meses de contrato firmado. Yo no había venido con billete de vuelta, vine para quedarme a intentarlo con todas mis fuerzas.
Pues así de perretosa (cabezona/empecinada) he sido, que aquí sigo, viviendo ahora un momento histórico. El Brexit.
Y aunque estar alejada de los míos ha sido una de las partes más duras de estar aquí, en cierta manera, a pesar de la lejanía, siento que, aunque algunas amistades se hayan visto resentidas, se han reforzado otras relaciones. Valoras más los pequeños detalles y cada momento que compartes, y he aprendido que, si las condiciones son buenas, tu hogar puede estar en cualquier sitio.
También, aunque parezca no tener relación, el vivir en el extranjero me ha hecho replantearme cómo quiero vivir en mi entorno más directo, mi casa. En ese aspecto, sigo acercándome al minimalismo, aunque mis pasos iban por ese camino desde mucho antes. Aunque últimamente parece que voy a sacarme un máster en limpieza megageneral (es decir, sacar cosas de mi vida y soltar lastres de todo tipo), siempre he sido una persona muy práctica en lo material. El exceso y consumismo sin razón de ser no van conmigo. Quizás sea en lo emocional en lo que deba detenerme un poco más. Observarme y escucharme, entender qué quiero dejar atrás y qué quiero que permanezca en mi vida.
Pues eso quería contarles. Ahora que estoy planteándome liarme la manta a la cabeza (otra vez), hace unos meses decidí hacer inventario (únicamente de ropa y zapatos), y saqué toooooodo del ropero (armario), y lo coloqué en las maletas de viaje que tengo. Un poco como simulacro de mi futuro paso.
Aquí mi ropa y zapatos antes de LA PURGA. Falta la ropa del trabajo, que la uso toda todita. Ni que decir tiene que el camel es mi color de zapatos. No se nota, ¿verdad?
Después de dos años, se pueden imaginar que no cabía todo en las maletas. (¿¿Les he dicho ya que mi idea es acabar de mochilera y que todo me quepa en un equipaje bien ligero??). Puesss … GOLPE. La realidad me ha dado una bofetada.
La finalidad de sacar toda la ropa no era para deprimirme con este hecho (miren la foto, para mí es muchísimo). El objetivo fue sanear mi vida en lo material e ir escogiendo prendas del montón cada día, y entonces esa «ropa salvada» volvía al ropero. Aquello que no me pusiera en un espacio de tiempo X, lo donaría. Con este método, te das cuenta de lo que realmente usas y lo que no. Tonterías varias que te proponen tus amigas con un TOC (Transtorno Obsesivo Compulsivo) más grave que el tuyo. Pero oye, funciona.
Lo hice y se nota el espacio que he ganado. Doné bastantes prendas y, aunque tendré que seguir donando cosas cuando me eche a la carretera, de momento estoy bien satisfecha con el resultado.
Así que ahora me encuentro más ligera, literalmente, y en un punto de inflexión, entre este capítulo y el siguiente. Barajando qué carta usar de las que tengo.
Ya les iré contando hacia dónde va soplando el viento.
* Si quieres leer más sobre este recorrido, así ha sido:
-Flying: Abriendo cuaderno de bitácora
-Qué echaría de menos si volviera a España
Me ha encantado conocerte un poco más. Seguiré indagando por tu blog.
Irte al extranjero, o cambiar de ciudad y salir de la zona de confort es valiente aunque sea por obligación.
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Muchas gracias, Ángela. Y así también me ponen cara los que no me tienen por Instagram. Lo sé, 😉.
Un abrazo y mil gracias por escribirme.
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No cualquier persona se aventura… me alegra por ti, saludos.
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Así es. Requiere mucho, pero moverse y vivir la experiencia bien merece el esfuerzo. Un saludo, y gracias, Ángel ☺️.
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Menudo periplo el tuyo en tierras británicas… 😊
Yo lo he vivido justo desde la otra parte, es decir, tenía dos amigas que se fueron a Irlanda y Londres respectivamente, y la amistad con ellas se fue resintiendo hasta perder todo contacto. En cuanto encuentran novio allí (que lo acaban encontrando, porque «maaaami qué será lo que tienen los guiris» 🎶), lo que dejan en España pasa a mejor vida.
Pero me alegro de que esta experiencia te haya servido para conocerte más a ti misma y para saber cómo quieres que sea tu vida futura. ¿Volverás a casa o ya estás en casa? 😉
Te reconozco que, durante un tiempo, también me rondó la cabeza lo de irme fuera de España. Aquí no me espera nada, y tampoco dejaría mucho atrás. Pero me temo que, en ese aspecto, no soy tan valiente, ni mi inglés es tan bueno 😂
Un abrazo.
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Buenos días, Pablo ☺️.
Ya te digo, me ha pasado de todo un poco aquí jeje.
Las amistades hay que regarlas y mimarlas, como a las plantas, para que no se echen a perder.
Reconozco que es complicado. Cuando vuelvo a casa me veo haciendo un croquis mental, para encajar planes y poder ver a todos los que quiero ver. Pero a veces es complicado. En cualquier caso, no me olvido, y estando lejos les escribo para saber de ellos. Es una pena que perdieras el trato con esas muchachas, pero qué le vamos a hacer, épocas y personas que van y vienen. Entendámoslo así.
Yo estoy en casa donde quiera que ande, me adapto como un camaleón, o casi 😉. Pero no, no estoy por Las Palmas, aunque me vuelvo en breve 😍.
Y lo has descartado definitivamente? Quizás te podrías animar, ya te digo yo que el inglés es lo de menos. Casi nadie sabe, y si vas a aprender inglés, qué mejor que aquí 😉.
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Bueno, al final lo más importante es lo que uno aprende. Yo me quedaría con eso 😛
La amistad es cosa de dos. Por mucho que pongas de tu parte, si la otra persona no está por la labor, o vuelve a España, queda contigo y se pasa la mitad del tiempo mirando el móvil, te dan ganas de mandarla a la mierda, hablando en plata. Los amigos se van, pero tu vida no se detiene, sigue avanzando, y no puede pararse cuando a ellos les venga bien. Es complicado, no lo niego, pero a uno de vez en cuando también le gusta sentirse valorado. Con una de ellas me dolió mucho, no me lo esperaba. Con la otra… se veía venir. Llega un momento en el que lo tomas con filosofía.
Eso es una virtud, no la pierdas 😉
Con las circunstancias que tengo no puedo permitirme descartar nada. Es un posibilidad que está ahí, y si el resto de opciones fallan, sería una alternativa viable.
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Eso por supuesto, si no fluye por ambas partes, R.I.P. amistad «X» 😉. «Así’s» la vida, mi niño.
Pues quién sabe, igual en un tiempo te ves contando tus crónicas por otro país.
P.D. Mepropuseserbreveparanosoltarteotrotestamento 😜.
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Valiente! Es una pena … Nuestro capital más valioso no tiene opciones aquí, en casa. 😦
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Tristemente, es así. Una lástima. Gracias, por lo de valiente 😄, y por escribir.
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Has sido muy valiente. Enhorabuena.
El camino del minimalismo conduce a la felicidad. Nunca es suficiente poco y siempre, demasiado… pero en esas estamos. Con nuestro estado mental MINIMALISTA.
Besos.
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Ey, muchas gracias. Eso me parece a mí, me da calma solo de pensar en andar ligera como una hoja, jajaj. Gracias por tu apoyo, sé que me entiendes 😋. Un abrazote.
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Muy personal este post, bueno, éste y muchos otros posts tuyos. Lo de regar las amistades, con mimo… pues es cierto, sino las cuidas, se van marchitando, poco a poco… pero también por el contrario te encuentras otras flores muy distintas y te haces preguntas de tu forma de vida que nunca antes te habías hecho. ¿Dos años sólo? Dentro de nada, pero nada nadita habrán pasado cinco años y ni te habrás dado cuenta. Ya verás.
Yo también he hecho, demasiadas veces para mi gusto, repaso del inventario y me he desprendido de ropa y muchas cosas innecesarias. En parte por falta de espacio y por facilidad en las mudanzas, unas siete en siete años, aunque esta última no cuenta, que fue como un viaje largo.
pd: Qué interesante ver los colores de tus zapatos!
Pd2: Me encanta leerte.
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Hola, Burdon. Perdona la tardanza, ya sabes, estaba explorando nuevos territorios.
Mis posts tienen mucho de mí, síp, innegable. Intento plasmar muchas cositas de mi recorrido, porque soy de procesado lento y memoria todavía peor.
Pues espero no llegar a 5 años en UK, aunque quién sabe… Estoy de acuerdo en lo de que te encuentras flores curiosas que te hacen plantearte cosas nuevas. Eso es bueno para crecer 😉. Anda, viajero, tendrás máster en mudanzas ya.
P.D. Percibo ironía aquí? Jaja
P.D. 2: Y a mí me encanta que me leas y el diálogo que se crea.
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Yai,
Qué buen repaso de pasos 🙂 … lleno de frescura. Ni que decir tiene que me encantó leerte
Un abrazo
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Muchas gracias, Úrsula. Me gusta escribir algunas cositas mías para tenerlas presentes. Un abrazote grande, y mil gracias por estar ahí 😊.
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Me encantas!! Admiro mucho tu valentía y tu decisión. 👏👏👏 Buena entrada Yai 😉 Tus palabras dan ganas y motivación. Abrazos ^^
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Ohhh, vaya comentario más rico de buena mañana dominguera. Muchas gracias, Rebe. Después de dos años aquí, quería escribir algunas cositas de mi experiencia. Me alegra que te parezca moticador, ojalá sirva para quitarle el miedo al que se esté planteando algo parecido 😄.
Un abrazo inmenso, y gracias por estar por aquí, Rebe 😊.
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Yo también he vivido en el extranjero por ya casi 12 años y entiendo lo difícil que es, sin dejar de admirar como tú la riqueza de vivencias que se encuentra uno alrededor de cada esquina.
Saludos y un placer.
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Hola, Beatriz. Casi 12 años es bastante tiempo. Pero eso es lo fundamental. Siempre ir apreciando lo que nos aportan las experiencias.
El placer es mío, muchas gracias por escribirme. Un abrazo, nos leemos 🙂.
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Cuando visité Inglaterra, me quedó pendiente visitar los barrios de Ginia Woolf y Sherlock Holmes, pero visité Londres brevemente y me encantó la primavera allí. Sentí que la gente es más accesible que en muchos otros lugares.
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