Una chica normal con un chico normal. En sus treinta y algo ambos.
Comparten vida en su piso, tardes de sofá y tele, y, cuando no están enfadados, también cama.
Sigue leyendoUna chica normal con un chico normal. En sus treinta y algo ambos.
Comparten vida en su piso, tardes de sofá y tele, y, cuando no están enfadados, también cama.
Sigue leyendoLa suerte de ser millenial* es que he vivido la era pre-conectados. Sé lo que es aburrirse de verdad. Vivía sin saber lo que era un móvil, un iPad, y apenas un ordenador.
En muy poco tiempo me fui haciendo a todos los nuevos aparatitos. Adaptación. Cosa normal (y qué remedio).
Se forma cola desde las 8:00 que abre el recinto. Los siguientes en entrar, un padre con su hijo. El pequeño, inquieto, espera ansioso el espectáculo, apretando con fuerza la mano de su padre y recolocándose la goma de la máscara, que le va dejando un surco rosado en cada moflete.
-¿Y esto, Tita? – dijo Iriome, cogiendo una postal que asomaba por la caja repleta.
-Una postal desde Mallorca, de un gran amigo mío, Burdon. Un no parar de hombre, siempre está contándome por dónde ha estado en sus últimos viajes, y le gusta mandarme postales curiosas, si puede ser con veletas, mejor. Estuvo años por Suiza y Alemania. Habla alemán que da gusto verlo.
-¿Y este cuadro es tuyo?
Dos niñas encontraron el libro una tarde bajo un árbol. Se lo intercambiaron durante un tiempo para irlo leyendo simultáneamente, pero se aburrieron en algún punto entre el capítulo dos y el tres. «Mejor jugamos» – dijeron.
Y lo dejaron en la biblioteca de la escuela.
Lo prometido es deuda, así que aquí va mi post tardío sobre los libros de mi niñez, a petición de mi querida Coremi (Saltos en el viento).
La historia se puede resumir tal que así.
Día nublado, pero cálido.
Está bajando.
La observo a unos metros de distancia. Se escucha el crujir fuerte de su llegada al chocar y colarse entre las piedras.
Mi mirada se fija donde siente el ruido. Contemplo la guerra que se vive en la orilla.
Lina no lloró el día que murió su madre.
Tampoco el día que se escapó su conejito Mimo. Era una niña en ocasiones muy introvertida, y en otras podía ser muy curiosa y habladora. Su padre entendía y amaba su forma de ser. Salvo su ligera inexpresividad, era una niña encantadora. Sus notas eran buenas, incluso excelentes en algunas materias, y aunque no tenía muchos amigos, se relacionaba sin dificultad.
Hoy es posible que hayas visto un gran número de señales de algo inequívoco. Algo inédito. Puede que irrepetible. Pero puede ser que la dedicación que le pones a tu rutina de hormiguita no te haya permitido apreciarlo.
TE EXPLICO.
Escribo esta entrada muy de rebote. La encontré en el blog de Burdon, Perdido en el Norte, que a su vez escribió por una propuesta inicial desde La libreta roja, y aunque ya había leído el tag hace unos meses, es ahora cuando siento que realmente puedo contestar a la pregunta.
Un cristal divide el mundo en dos. El real y el ficticio. Lo palpable y lo inalcanzable. Lo variable, imperfecto, frente a lo estático, impecable.
Les (y me) recupero esta entrada para un momento de reflexión conjunto para despedirnos del 2017.
PD. Prometo que en el 2018 vienen muchas historias y cuentos. Quédense por aquí cerca, que si no, me da frío.
Les apapacho desde aquí con cariño infinito,
Yai
Voy a ir directa al meollo, que aquí hay mucha tela que cortar.
¿Tener un blog? Hecho. Ahora, mantener el anonimato, ¿sí o no?
Aunque ya pasó el Día de Acción de Gracias (que a mí realmente, como tradición, me dice más bien poco), hoy quiero compartir con ustedes la alegría inmensa que me da ver que escribo y que alguien lee al otro lado.
(Graciasgraciasgracias).
¿QUIÉN NO VEÍA HUMOR AMARILLO?
Aquí les comparto esta entrada de Eldestrio.wordpress.com y les animo a poner en práctica, como estoy haciendo yo, algunos consejillos para mejorar nuestros blogs.
https://eldestrio.wordpress.com/2017/12/03/5-consejos-para-mejorar-vuestros-blogs-de-wordpress/
Ánimo, y manos a la obra 😉
* Los que me siguen habitualmente sabrán que no es mío el artículo por ese «vuestros» que no diría jamás de los jamases, porque me saldría tan impostado como a un mono una peluca de colores…
PD. ¡Fíjate tú si es impostado que ni imágenes hay en google
Leía ayer un blog, de los que no puedes parar de leer, Soldadito marinero, de los que enganchan con lo que escribe. Y leía su entrada «Entre gajos y gajas», y no podía dejar de aplaudirle en mi mente.
¿Cómo puede ser que nos pase por la cabeza el mismo tipo de pensamientos? Supongo que las similitudes son lo que nos hace conectar unos con otros por este mundo virtual.
Volviendo a su entrada, dejando de lado el tema de la media naranja y los gajos, en cuanto a la escritura en un blog, creo que es algo que nos pasa a muchos.
Recicla. Utiliza el transporte público. No malgastes el agua. Apaga la luz. Eso nos dijeron, ¿no? Que teníamos que hacer nuestra parte. Hasta ahí es suficiente. O eso nos vendieron. ¿Pero qué pasa con la basura?
WordPress me ha chivado que durante el pasado año algunos de ustedes decidieron embarcarse en el pensadero.
Toca una de juego.
Solo necesito que prestes atención a lo que te voy contando. Te voy a ir haciendo preguntas a medida que avancemos.
Ponte en situación y trata de imaginar qué harías.
Y aquí empieza mi primer blog personal, pretty simple (que significa “bastante simple”, para los que no dominen el «English pitínglish»).
Realmente nunca había hecho nada así, escribir mis pensamientos en internet, en mi propio blog personal. Puede sonar un poco pretencioso… ¡¡como si alguien lo fuera a leer!! Podría haber escrito simplemente un diario en papel, pero creo que puede salir bien el proyectito (usemos “ito” para no darle demasiada importancia).
textos personales, experiencias y vivencias.
"Juntos sumamos más"
Te mostramos tu hogar
"Porque las palabras deben escribirse cuando se sienten"
Historias de mi vida y de otras vidas
Unas cuantas palabras y fotos para los lugares que me hacen feliz.
Blog que te cuenta como se ve el mundo a través de diferentes ojos
Construyendo un mundo mejor: vida sana, ecología, desarrollo personal